Fics

miércoles, 5 de septiembre de 2012

Pledge...Sueños rotos.


Capitulo I: Pledge.

“Sólo quisiera poder olvidar aquel momento en el que te conocí,
Pero eso ya en mí es imposible porque…TE AMO, con todo mi ser…eres parte de mi cuerpo y alma.”

                                                 “No puedo… dejar de pensarte.”

 
Sus manos sostienen una tasa de café mientras la tarde pasaba frente a él, sin detenerse. Las cosas no estaban bien o al menos para él. Miró por la venta de aquella cafetería, dándose cuenta de que la  tarde era un exagerado reflejo de la tristeza y la soledad que lo embargaban en aquel momento; el cielo plateado, anunciando lluvia, un frío que le hubiese entumecido todo el cuerpo si no tuviese aquella bebida caliente.

Apretó un poco su mano alrededor de aquella porcelana, sintiendo como le quemaba un poco, por un momento quiso sentir algo así de caliente que inundara su interior por qué...únicamente podía sentir un inmenso vacío.
“Mi corazón herido por querer curar el tuyo, destrozado por salvarte del dolor… había pagado el precio por haberme enamorado de ti.”

Tú ya no estás y yo continúo con el deseo de seguir juntos, mientras todo se vuelve gris. Yo seguía imaginándote junto a mí. Recordándote. Amándote como el primer día en que tus ojos llorosos se cruzaron con los míos, pidiendo un poco de consuelo. Un paño de lágrimas me convertí para ti, un abrazo protector siempre encontraste...Si no ibas a amarme ¿Para que me ilusionaste? ¿Por qué no dijiste sólo “Gracias”?

Quisiera decir que me arrepiento, quisiera de verdad arrepentirme. Que cuando digo que todos mis sentimientos hacia ti han terminado fuera cierto y no sólo una máscara que utilizó para esconderme. Pero no puedo… no puedo por que fue el camino que elegí, bueno o malo, fue mi elección desde el principio…dejarte jugar conmigo.

 Triste es saber que no sentías nada, saberlo y aun así desesperarme por  no poder verte, por  no tener permiso para tocarte una última vez, tener que suprimir mi deseo más grande, aquel de estar dentro de tu corazón.

 “Quisiera poder amarte una vez mas…pero tú ya estás lejos de mí

 “Si tan solo yo te digo lo que siento por ti….¿estaríamos de la mano otra vez?” 

–Estúpido– Se dijo así mismo cuando aquel pensamiento fugaz cruzó por su mente. ¿Por qué seguir pensando en eso? Suspiró frustrado mientras dejaba la cuenta en la mesa. Salió del lugar y comenzó a caminar, sin ninguna dirección, queriendo huir de todo. De aquella ciudad que tantos recuerdos le traía, dejar sus sentimientos atrás, con cada paso. Pero… de alguna forma, ahora más que nunca tenía claro que siempre iba a amarle. Que siempre…estaría lejos de él.

Y tuvo miedo, miedo de no poder olvidarlo. Miedo de que ya no regresara.

Mi vida te la di, mi corazón te lo entregué y aun así… aun así nunca fui suficiente, nunca logré que lo olvidaras.
Pero no te culpo, en el fondo yo lo sabía.  Tus besos, tu voz lograba engañarme pero tus ojos jamás; esos ojos que siempre suplicaban por otro nombre, por otros brazos. Yo  fui quien se cegó con la ingenua esperanza de que con el tiempo tus ojos solo sólo me verían a mí.

 Pero ya no es posible…estas con alguien que no deseo volver a ver…mientras lloro tu partida todo en mí…se vuelve gris”

Nadie puede fingir por siempre, nadie puede renunciar a la  posibilidad de estar con la persona que ama en realidad y así fue como te fuiste con él… dejándome.

De repente se detuvo, miró a su alrededor y se dio cuenta de que estaba perdido. Soltó un suspiro, no quería preguntar en donde estaba pero tampoco tenía caso seguir allí, congelándose, pensando idioteces. Cogió un taxi y se dirigió a su departamento. Llevaba días sin ir a aquel lugar, no tenía ganas de entrar a aquel lugar donde los recuerdos se acumulaban hasta el punto de asfixiarle.

Aun con todo, tenía claro que no podía retrasar ese momento y mientras miraba por la ventanilla intentaba coger valor para ingresar a ese cementerio de recuerdos, a ese castillo construido en base de mentiras.

Pagó al taxista mientras se preguntaba si en verdad estaba listo. Y la respuesta la tenía: No. Aun no estaba recuperado…pero tenía que seguir, tenía que comenzar a olvidarse de aquella situación.  Subió las escaleras recordándose que ya era hora de  salir de aquel  poso que dejó su ausencia. Y un poco más decidido pensó en lo que haría aquel día: limpiaría el departamento y sacaría todo de ahí, para después venderlo, para después convertir el amor que sentía en pasado.

Abrió la puerta con las manos temblorosas, un aroma raro le llegó a la nariz, quitando aquello… todo parecía seguir tal como antes; sus sillones blancos estaban ahí, en la mesa aun estaba su cuaderno de notas que usó la última vez. Cerró la puerta, intentado acostumbrarse a las penumbras. Su chaqueta de piel negra aun seguía arrumbada en una de las sillas del comedor. En su refrigerador seguro aun seguía la leche ya caduca. Todo estaba como antes. O casi todo pues estaba convencido de que nada… podría ser como antes.

Sus cabellos rubios ya no se acomodaban en sus piernas, las notas que salían de su guitarra ya no resonaban por todo el departamento. Su voz se había diluido y ni si quiera un susurro quedaba, así como tampoco  estaban esas mentiras que…sabía que iba extrañar.

Sintió lastima de si mismo, corrió las cortinas y observó el cielo cubierto de nubes grises completamente uniformes. ¿Cuántas noches observó el cielo desde ahí, junto él? quizá no fueron muchas, unos cuantos meses nada más, pero lo habían marcado tanto… había sido tan feliz.

Sus lágrimas cayeron, empezaron a llover tristeza, a desahuciar dolor. La estúpida esperanza se negaba a morir, a pesar de todo.

Abrió la ventana y el aire entró en aquel departamento, refrescándolo un poco. Se dio la vuelta para observar el panorama, repasando con la mirada aquellas cosas que debía llevarse de ahí. Sus ojos de detuvieron en una fotografía, una imagen perfecta de ellos…sonriendo… –¿Tu sonrisa era falsa en ese momento?–se preguntó.
¿Por qué nunca entendiste cuanto te amaba? ¿Por qué nunca entendiste que yo pude haber dado todo por ti?

Tan sólo quisiera que supieras que yo siempre te amaré… y en mis sueños seguirás por siempre… Tú.

Si tomas mi mano sentirás el dulce sabor de la mentira que vivimos juntos.”

Te amaba tanto que acepté vivir en una mentira, por que los dos nos engañábamos… yo sabía que no me amabas y quise creer que si. Tú, sabías que no me amabas y quisiste creer que era así.

No tardó demasiado tiempo en recoger sus pertenencias de la sala, cocina y comedor; sus discos, películas unos cuantos juegos de videos terminaron reposando en una maleta. No se llevaría nada más, estaba decidido a vender todo tal como estaba.

Escaneó una vez más aquel lugar, pendiente de que nada se le olvidara. Tomó valor, era hora de entrar a la habitación. De mala gana se dirigió hasta allá, abrió la puerta, que rechinó un poco, su aroma le envolvió… como veneno.

La luz en aquel cuarto era casi nula, buscó a tientas el botón para encender la luz, lo accionó y la habitación se inundó de una cálida luz. Sus ojos tardaron un tanto en acostumbrarse, miró a su al rededor...

Ahí estaba la cama donde tantas veces me entregué a ti pensando que algún día tú dejarías de pensar en él y me amarías. Me recosté en el mullido colchón, dejando que mi mente se perdiera en las grietas del techo.

“Tu foto sigue en el cuarto de los dos…yo sonrío con una noble mirada”.

Y no pudo evitarlo, pese a que sentía que su corazón daba latidos débiles, llenos de dolor, sonrió al recordar tan bellos e irrepetibles momentos que se dieron en aquel lugar, bajo esas mantas que ahora aguantaban sólo su peso. Pensó derrotado que por lo menos tuvo a la oportunidad de hacer convertir su sueño en una realidad…mentirosa, por algún tiempo.

 “¿Por qué te fuiste así de m? Si yo te anhelaba a mi lado…por siempre

Las lágrimas se deslizaban por sus mejillas, encontrando su fin en la funda de aquella suave almohada. Se quedó largo tiempo así, sin moverse, dejando escapar esas gotitas saladas, evocando palabras, sonrisas, momentos únicos y maravillosos. Apretó los ojos con fuerza, se enjuagó el rostro con sus manos, acallando su llanto. Ya no debí llorar más, era momento de levantarse, y no sólo de la  ama, sino de aquella caída que supuso su traición.

 “Te amo eso no lo dudes nunca, pero esos sentimientos ya no están.”

Era hora de quemarlo todo. Seguir adelante…como si nada.

Los recuerdos, tenía que eliminarlos, así como ahora apartaba sus cosas y guardaba las propias. En el fondo de un cajón encontró una foto mas, de cuando eran amigos... ¿Hubiese sido mejor dejarlo todo así, en amistad? No supo responderse, no quiso pensar en ello. Le daba pavor descubrir que en realidad no se arrepentía de nada, que… si le diesen elegir volvería a apostar por eso, aun que al final sólo le quedara el sabor de una mentira.

 Pero esos sentimientos ya no están, tu mirada se vuelve gris y yo contigo siempre soñaré.”

Echó la foto también a la bolsa de la basura, después, buscó un poco más y encontró una foto de ellos…juntos, sonriendo.

 “Si tan solo pudiera ser aquella persona en tu corazón, cuan feliz seria ¿no lo sabes amor?

Apretó con una de sus manos aquella fotografía, rompiéndola en pedazos después. Si algo tenía que olvidar para seguir adelante era el hecho de que…nunca olvidó su amor por otra persona, siempre que estuvieron juntos el rubio pensaba en alguien más.

Rebuscó en el armario, llevándose cada una de sus prendas, guardándolas con cuidado. Se agachó para tomar sus últimos pares de zapatos, tentó a oscuras dentro del armario y encontró una caja de metal, no muy grande.

 “Si supieras como estoy repleto de rosas y recuerdos de ti en mi corazón.”

La abrió, encontrando pequeñas cosas que significaron algo para los dos; las entradas del cine, una rosa seca, un par de fotografías.

<<Aquí acumularemos nuestros recuerdos felices, cuando estemos tristes, cuando todo vaya mal…sólo tendremos que echar un vistazo a las primeras hojas de nuestro libro.>>
Esa fue una promesa que sellaron con un beso. Una promesa que tontamente creyó.
Adentro de aquella caja, también había una más pequeña, era una cajita de terciopelo azul marino. Un regalo de cumpleaños, el primero y el único que el otro le dio. Estaba vacía adentro, alguna vez reposó aquel collar que colgaba de su cuello.

“El colgante que te di aun lo tengo para mí, sueño y duermo con él.”    

Terminó de recoger todo, dio un par de vueltas por todo el lugar para inspeccionarlo más. No quería que nada se quedara, quería salir de ahí y olvidarlo todo. Esté era el final, el verdadero final. Aun que…también, como todo final, significaba un nuevo principio.

 Adiós este es el final de nuestra relación, sólo te pido que no olvides lo que una vez fui en tu corazón.”

Se quedó un momento mirando al cielo a través de las ventanas que había abierto hace  un rato, se acercó para cerrarlas. Ya nadie estaría ahí para mirar el cielo, ya nadie soñaría con tocar esas estrellas.

Un ruido metálico se escuchó, se sobresaltó y se volvió de manera rápida. Encontró frente así a la persona que menos quería ver, al menos en aquel momento. Sus labios se tensaron, su corazón se aceleró y se maldijo por ello. Intentó mantener su temple imperturbable.

    Taka… no sabía que estabas a aquí… pensé que hace mucho t-tú…— El pequeño guitarrista se notaba nervioso, apenado por aquella situación.


    Yo… sólo vine a recoger mis cosas, ya terminé así que…— el aire le faltaba, sólo quería desaparecer, correr lejos de ahí.  Sólo quisiera poder olvidar aquel momento en el que te conocí”— Adios, Hiroto.

Comenzó a caminar hacia la puerta, no sin antes depositar un suave beso en la frente del menor, el cual cerró los ojos sin poder hacer otra cosa. Cogió sus maletas y salió de ese lugar, para, quizás, nunca volver.

Con una lágrima te digo adiós y un dulce beso fue la despedida de nuestro lazo de amor.”

Bajó por el elevador, salió del edificio y se dirigió al estacionamiento para buscar su carro. En aquella inspección lo vio. Vio al vocalista alicio dentro de su carro. Habían ido juntos al departamento, quizá el Kohara tomara a Hiroto en la misma cama donde él lo había hecho tantas veces.

 Una vez mas yo te vi junto a la persona que amas, mi corazón se volvió gris por completo al verte con él…solo llore por dentro”

Pero era algo que no debía de importarle…ya no.
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario